Cuarto de invitados
Pablo Milanés, cantante
“La temática de mi obra se resume en un concepto: cotidianidad”
Por Esther Peñas
22/02/2012
Cuba ha engendrado voces lo suficientemente fértiles como para seguir dando frutos hasta que el tiempo quiera detenerse. Una de ellas es la de Pablo Milanés (Bayamo, 1943) que, unida a su delicado talento, conforma un lugar preferente en la memoria musical de la música en castellano. ¿Quién no tarareó canciones como ‘Yolanda’, ‘Para vivir’, 'Hoy la vi’ o ‘Yo pisaré las calles nuevamente’? Milanés regresa a España para ofrecer a un público que califica de “cálido y agradecido” sus temas de siempre y un ramillete de melodías nuevas que, adelantamos, seducirán.
Su último trabajo, que aún no se ha editado, se llama ‘Apocalipsis’, una palabra que significa ‘revelación’, pero que arrastra una connotación negativa. ¿Hay esperanza para el ser humano?
Sí, la esperanza que puede poner el propio ser humano en su razonamiento. El día que nos falte esa poca razón que nos queda ya no habrá nada que salvar.
¿Qué destacaría de este álbum, que el público español aún no lo ha podido escuchar?
Bueno, realmente todavía el disco no se ha terminado, así que espero que -como siempre- afloren las temáticas que conforman mi obra, que se resumen en un concepto, cotidianidad, donde se viven todas las experiencias que puede vivir el ser humano en veinticuatro horas; y, entre ellas, tiene una gran actualidad el presentimiento del Apocalipsis, por muchas razones, algunas esotéricas, otras científicas y otras surgidas de mirar detenidamente el mundo.
En estos tiempos feroces, ¿la denuncia social en la música es más una necesidad, un deber, que una querencia?
Sí, quizás sea más una necesidad, aunque el ser humano, en cualquier sociedad, debe tener esa querencia por luchar por la justicia social, por un mundo mejor.
La canción protesta, ¿de qué tiene más, de justicia o de poesía?
El propio binomio lo dice. Es una reivindicación de aspectos sociales, de lo que le sucede a los hombres y mujeres día a día, pero la forma de manifestarlo es distinta, no es un panfleto, un manifiesto, es un reclamo que se hace desde una esfera estética y, de esa forma, llega más profundamente a todo el mundo.
En los últimos años se ha acercado al jazz. ¿A qué responde este amartelamiento? ¿Qué le reporta, a estas alturas de su carrera, este género?
El jazz y el feeling han estado presentes en mi vida musical siempre. Están en la génesis de mi formación y evolución musical. Ahora me he acercado más o de un modo más explícito por un “retorno a los orígenes”, como le suele suceder a la gente de mi generación.
Hay quien piensa que la globalización ha dinamitado la música, forzando un canon ramplón que funciona, con independencia de quien lo cante. Una fórmula que empobrece en vez de aportar. ¿Está de acuerdo?
Absolutamente.
¿Sin puntualizar nada?
Lo has explicado a la perfección.
¿Por qué la gente compra masivamente trabajos musicales tan pobres en vez de decantarse por otros más artesanos, con propuestas distintas, hermosas?
Siempre se echa la culpa a las campañas de marketing de las compañías discográficas pero, ¿acaso no tiene culpa el público? Te respondo con tu planteamiento anterior.
¿Qué es más hermoso que una bonita canción?
Dos bonitas canciones.
¿De qué sana la música?
La buena música, porque eso es importante, sana de todos los pesares.
El cantautor gallego Andrés Suárez hará las veces de telonero. ¿Por qué lo escogió a él?
Los empresarios siempre son los que me escogen a los teloneros, pero en esta ocasión tuve la oportunidad de conocerlo antes de que me lo plantearan y creo que es un excelente cantor, por lo que me sentiré muy bien durante los recitales sabiendo que él caldea al público.
Una última. Dígame, por favor, un tema suyo hacia el que sienta especial cariño y que, por vicisitudes inexplicables, no ha terminado de cuajar en el repertorio habitual…
Bueno, digamos que “Eso no es amar…”, una canción muy poco conocida pero que para mí es muy especial.